Este es un viaje que es preferible hacer en 10 días, pero nosotros solo contábamos con 4, en realidad 3, entre aviones y escalas. Así que elegimos visitar 2 zonas de templos, callejear por pueblos pequeños y saborear lo máximo posible su riquísima gastronomía.
Hicimos el recorrido de norte-oeste-sur-este-norte. De todos los rincones que he visto, me quedaría un fin de semana en Erice, Ragusa y Siracusa. Fueron los lugares con más encanto que vimos. A pesar de que el primero lo vimos con neblina, saber que desde allí se puede ver el Etna y la costa de Tunez, da una idea de su ubicación. Por supuesto que también cada uno de los templos merecen una visita.
Allí nos fuimos mi sobrino Xavi y yo para visitar a Yese, una sobrina que está disfrutando de un Erasmus en Messina, ella nos serviría de guía en algunas zonas y de una buena copiloto.
Este fue nuestro diario:
Día 17 de marzo. Palermo-Segeste-Erice
Erice |
Erice es un pueblo todo adoquinado situado en una colina (751 m) al lado del mar con una gran muralla, catedral, castillo y un montón de iglesias. En días despejado dicen que se ve el Etna y Túnez.
Para dormir vinimos a un pueblo que está de camino entre Trapani y Erice, a 10 km y con unos precios mucho más bajos que en Erice, en el Vía Enrico, antiguo convento y con habitaciones enormes.
Si mañana vemos que arriba está despejado, volveremos a subir, sino, iremos a Segenta de nuevo, de camino a Agricorte.
Templo de Segesta |
Nuestro siguiente destino era el Templo de Segesta otra vez. Está a unos 25 minutos de Trapani y nos queda de camino para Agrigento. Realmente es muy bonito y te traslada a épocas remotas, ya que al lado del templo hay un anfiteatro muy bien rehabilitado y conservado y los restos arqueológicos de un antiguo poblado. El Templo no fue acabado y sobre este hecho hemos leído varias teorías.
Valle de los Templos, Agrigento |
Después de comernos unos bocadillos y cuando justo acabamos de dar un paseo por todo el recinto nos empezó a llover, así que la vuelta fue más bien rápida hasta el coche. Nuestra próxima parada era Ragusa y nos quedaban cerca de 200 km por delante, eso sí, rodeados de plantaciones de olivos, naranjos y limoneros.
Ragusa |
Esta villa fue colonia griega y luego romana pero el terremoto de 1693 hizo que tuviera un declive económico y se trasladaron a la ciudad nueva. Por eso ahora te encuentras con dos poblaciones,
Su laberinto de calles está lleno de edificios barrocos y de otros estilos con un encanto desvencijado. Perderse por su calles en la noche es una opción muy buena y tranquila. Posiblemente no te encuentres con nadie a partir de las 7 de la tarde. Cené unos ravioles rellenos de ricotta con pasta de habas muy buenos acompañados de un vino de la casa que no tenía desperdicio.
Día 19 de marzo. Ragussa – Noto – Siracusa – Taormina – Mesinna
Ragusa Ible |
Cuando llegamos a Noto, no me resultó con demasiado encanto, es muy bonita y recomendable de visitar, con muchos rincones bonitos pero después de ver Ragussa, creo que me dejó enamorada y era difícil de superar.
Después de una visita rápida nos marchamos a Siracusa, previo paso por las ruinas del Palacio de Dionisio y pago de 4 € puedo decir que no lo volvería a hacer, lo bueno son las vistas de Siracusa y la isla de Ortigia.
Noto |
Después de una comida a base de bufet de diferentes especialidades sicilianas y otro paseo por la isla, nos ponemos rumbo a Taormina, pueblo super turístico aunque supongo que, sin gente, es un lugar muy bonito. Lo mejor es la vista del Etna nevado por un lado y el mar cristalino por el otro.
Es un lugar muy pequeño y que recorres en una hora (sin entrar en comercios) así que nos fuimos de vuelta al coche para llegar a Messina, nuestro último destino.
Siracusa |
Taormina |
Mesinna |
La idea era ir a la catedral, a la casa consistorial y las vistas desde un mirador. Ésta es nuestra última noche, que la hacíamos en casa de mi sobrina, una de las integrantes de este superviaje!
Día 20 de marzo. Messina – Palermo
Salimos temprano para intentar llegar a Palermo y tener tiempo de ver la catedral antes de ir al aeropuerto, pero aunque llegamos con tiempo, el atasco que había un domingo a las 10 de la mañana nos hizo desistir. Fue terrible, miles de coches por todas partes intentándose hacer un hueco en cualquier rincón. Por desgracia, nos vamos de Sicilia sin visitar la catedral más bonita.